martes, 15 de marzo de 2011

El verano


(...) Todo llegaba y se iba, igual de efímero que las olas del mar.
Una fuerza incesante que ni siquiera nosotros podemos evitar, parecido al tiempo, aunque hasta a eso le hemos otorgado un valor que no se merece. 
Quiero estar aplatanada, quiero ser aplatanada!

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